miércoles, 24 de noviembre de 2010

Relatos de Navidad: La mañana de Nochebuena en un Convento



La campana de la espadaña, a pesar de la nieve caída,desde la noche anterior, marcaba el mediodía en la ciudad. A pesar del ruído de los motores que circundaban el monasterio, la campana marcaba, todas las horas, todos los días.
La cocina tenía un ároma dulzón desde hacía varios meses. Olía a almendras garrapiñadas, a almendras fritas, a avellanas, a huevos dulces. En el obrador, figuras de mazapan esperan la hora de tostarse en el interior del horno. La campana detuvo el trabajo, que a esa hora del día, ya era demasiado para la hemana pastelera.
La hermana tornera, a pesar, de tener a un señor esperando sus cajas de mantecados, amarguillos, yemas de la Santa fundadora, mazapanes, almendradadas, al escuchar el canto de la campana en el mediodía se persigno ante la mesa donde descansaban los dulces esperando a sus dueños.
La capilla, en penumbra, iluminada, tan sólo, por la blanca claridad de la nieve, tras la vidrieda, y por la tímida luz que en el altar mayor iluminaban cuatro velas, ya encendidas rodeadas de yedra y ramas de pino, aguardaban la noche. Delante del altar, una cuna de hojas secas y heno esperaba la llegada del Niño, que llegaría esta noche. La campana anunciaba la inminente llegada del niño cuando dieran en el reloj del ayuntamiento, próximo a este monasterio las doce de la noche.
"Angelus Dominis".
La sacristía espera la nochebuena. El alba blanca espera la hora del canto del gallo. Rescostado sobre una blanca sabanilla duerme un recien nacido, a pesar de no haber llegado la hora del parto, el Niño ya está allí.
Sobre el atril del órgano del coro alto, la partirtura de un villancico espera ser ejecutada, abierta, con las notas bailando, aguardan impacientes su hora.
"Angelus Dominis".
El vergel cubierto de nieve, es una alfombra fría, blanca que guarda las huellas de los pies que sobre ella han caminado, demasiado temprano esta mañana. Las huellas de una mujer anciana, que como todos los años; en un rincón del jardín, junto al pozo del claustro, debajo de una piedra ha colocado a María, a José, a la mula, al buey, que esperan la medianoche, para tener un niño en su pesebre.
- "Angelus Dominis".
Frente a las prisas de la ciudad en esta mañana de nochebuena, la campana marca el ritmo pausado de la vida de las monjas del Convento en la mañana del día de Nochebuena.

1 comentario:

  1. De cuantas formas diferentes podemos vivir la Navidad, una por cada persona de las que existen y de qe bella manera has sabido reflejarlo, un besazo tato.

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