viernes, 22 de octubre de 2010

EL RELOJ DE SAN JOSÉ

Se afana, José,
tejiendo un mullido,
un mullido colchón de paja,
para cuando el Niño llegue.

A pesar de la hora,
inminente del parto,
María prepara pañales,
para cuando el Niño llegue.

Clava, José,
clavos en la desvencijada
madera del pesebre,
para cuando el Niño llegue.

En el monte,
busca la oveja
su camastro,
hasta que el Niño llegue.

Acarrea, José,
leña a un improvisado
hogar de piedra,
para cuando el Niño llegue.

Escudriñan el cielo,
tres hombres con sus catalejos,
buscando una estrella
que llegará cuando el Niño llegue.

Calienta, José,
agua en un puchero
de barro,
para cuando el Niño llegue.

En medio de la noche,
sin que nadie lo espere,
el Niño llega a la vida
de María y de José.

miércoles, 20 de octubre de 2010

HUBIERA QUERIDO



Hubiera querido ser estrella,
la menos brillante, la más pequeña,
para mirar desde el balcón de la noche
como se abría la puerta del cielo
y como Dios entraba en nuestra historia.

Hubiera querido ser heno,
agostado por el sol de junio,
para ser almohada, colchón
de tu cabeza, de tu espalda,
cuando te recostará María
en el pesebre aquella Nochebuena.

Hubiera querido ser mula,
animal de carga, dueño de todos los golpes,
para acercar mi hocico,
a tu frío y pequeño rostro
y darte el calor que el invierno
y la noche te negaron.

Hubiera querido ser buey,
compañero de la noria y el arado,
para con mi voz, llena de callos,
mecer tu primer sueño.

Hubiera querido ser sábana,
pañal, toquilla, trozo de tela,
que te envolviera conmigo
para sentir en mi corazón
el primer latido del tuyo,
en la primera Nochebuena.

VÍCTOR HERNÁNDEZ MAYORAL
21 de julio de 2.010